“La economía circular es algo más que reciclar”, nos dice la doctora en Ingeniería, Carmen Jaca. El Plan de Acción sobre Economía Circular es uno de los principales elementos del Green Deal -el programa de Europa para el crecimiento sostenible-. La profesora Jaca, investigadora y docente en Tecnun Escuela de Ingeniería de la Universidad de Navarra, nos explicó en Foroe de qué manera pueden -y deben- implementar las pymes el nuevo modelo económico. Con ella hemos querido ahondar en esta transición de dimensiones colosales.
Rocío Celis, periodista y socióloga
¿Qué diferencia la economía circular de la economía tal y como la conocemos hasta ahora?
En la economía circular el término «economía» es muy importante, pero no es solo eso. Hasta ahora nuestros sistemas económicos se han basado en extraer los recursos naturales, procesarlos y cuando ya no los necesitamos, los tiramos a la basura. Este sistema es lineal porque no se piensa ni en el origen ni en el final. La economía circular, sin embargo, requiere cerrar los ciclos. Es decir, pensar de dónde se extraen los materiales, evitar el agotamiento de esos recursos y pensar también cómo acabar el fin de vida de los productos. Es un modelo económico alternativo al modelo actual que pretende alargar el valor de los materiales y recursos, maximizar el valor de la energía, retener la calidad del agua… El mundo no es ilimitado, tenemos que cuidarlo y eso, al final, nos beneficiará a todos.
O sea que la economía circular es algo más que reciclar…
Reciclar está muy bien. Como digo hay que pensar qué se hace con el final de vida de un producto y muchas veces la solución es el reciclaje, pero no es lo único. Hay muchas estrategias, empezando por los materiales que utilizamos y cómo los transformamos. A veces pensamos solamente que sean biológicos o reciclados, pero la pregunta es cómo son los procesos para conseguir ese reciclado y obtener ese producto. Esto también hay que pensarlo. Y no solo eso. También me parece importante reseñar que la economía circular tiene una triple vertiente: la económica, la ambiental y la social. A veces se nos olvida que detrás de los productos que estamos consumiendo hay personas que los producen, que intervienen en su venta y en su transformación. Tenemos que garantizar que las condiciones de trabajo y de vida de esas personas sean las justas.
Nos dijo en Foroe que la transición hacia este nuevo modelo económico no se puede plantear despacio. ¿Por qué la urgencia?
Estamos teniendo escasez de algunos materiales. Es el caso de materiales preciosos que se utilizan en algunas electrónicas y cada vez son más difíciles de conseguir, es urgente pensar en alternativas a la extracción. Por ejemplo, la recuperación de los materiales de los smartphones que ya estamos desechando. Llevamos un consumo de cien mil millones de toneladas de material anual. Esto es muchísimo, nos estamos comiendo el planeta, y además el 90% se transforma en desperdicio. ¡Imagínate todo lo que estamos recogiendo y tirando! En el 2050 seremos unos nueve mil millones de personas, a este ritmo de consumo de recursos esto no es sostenible. El 2050 parece que está muy lejos, pero no es así. Es urgente el cambio.
¿Somos realmente conscientes de esto?
La sociedad cada vez es más consciente de esta realidad. Cuando hace siete u ocho años yo incorporé estos conceptos en mis asignaturas, los alumnos me decían “es muy bonito, pero es una utopía”. Sin embargo, ahora el alumnado lo tiene interiorizado y se plantea trabajar en empresas que sigan los nuevos modelos. Es una generación que, más allá del sueldo y la promoción, valora que desde su puesto de trabajo pueda contribuir realmente a hacer una sociedad más justa. Yo esto cada vez lo veo más y me alegra mucho. También tengo que decir que llevamos tanto tiempo hablando del cambio climático y sus efectos que ya no queremos oír más.
¿Estamos como anestesiados?
Sí. Tenemos que seguir pensando en cómo transmitir esta información, por eso estos formatos [Foroe] me gustan para que la gente tenga datos y sepa a qué atenerse y qué puede hacer cada uno.
¿La economía circular puede reparar el daño que ya hemos hecho al planeta?
A la casilla de salida no se puede volver, esto es así. Lo que sí podemos hacer es plantear las bases y empezar a cambiar cosas para que seamos respetuosos con el medio ambiente, que no se pierda más biodiversidad -hay cosas que se pueden recuperar y hay cosas que no-. Y, sobre todo, adaptarnos a las nuevas situaciones que nos vienen como el cambio climático -ya hemos subido un grado la temperatura del planeta- y mitigar todas estas extracciones para que el problema no sea mayor. Podemos hacer las cosas de otra manera para dejar un buen mundo a las generaciones futuras que es el concepto principal de la sostenibilidad.
“Una de las premisas de la Comisión Europea es que sea una transición justa e integradora.”
¿A qué industrias les urge iniciar la transición hacia la economía circular?
Las manufactureras. Por ejemplo, los fabricantes de automoción ya están transformando y lanzando los modelos de coches eléctricos. Es brutal lo que han desarrollado en un año. La construcción o la industria textil también tienen que adaptarse porque son de los sectores que causan más impacto tanto en residuos como en energía. En hostelería o comercio también los consumidores están demandando servicios cada vez más sostenibles. A todos los sectores les está llegando la adaptación de una manera u otra.
¿Y cómo afectará a la empleabilidad?
Hay empleos que van a desaparecer, empleos que se crearán nuevos y otros cambiarán. Por ejemplo, vamos a necesitar especialistas en tecnologías limpias -renovables, biotecnologías…- La tecnología está avanzando mucho y necesitamos personas con ese conocimiento. Vamos a necesitar diseñadores, personas que se dediquen a estandarizar las nuevas normas que se están implantando. Y luego también vamos a necesitar a personas que estén entrenadas y se dediquen a la reparación, adaptación, recuperación… Así que va a haber empleos tanto intelectuales como manuales. Las personas vamos a seguir siendo necesarias, por supuesto.
Oímos permanentemente que el reto es no dejar a nadie atrás.
Es una de las premisas de la Comisión Europea en el Green Deal: una transición justa e integradora. Lo tenemos que hacer así porque si no, no lo estaremos haciendo bien. Es posible, pero tenemos que querer hacerlo así y no es fácil. Al ser uno de los objetivos de la Comisión Europea creo que se sacará adelante.
¿Qué obstáculos principales detecta usted para cambiar el modelo?
Como en todos los cambios, yo diría el miedo al cambio o la resistencia al cambio. Al final, esto es muy humano. Estamos habituados a hacer las cosas de una manera determinada y que nos cambien nos cuesta, este es un obstáculo importante. Las empresas tienen que pensar que, por suerte, se están desarrollando nuevas tecnologías y estamos avanzado. Por ejemplo, hace unos años era impensable el bioplástico y ya está llegando. Las empresas tienen que estar atentas, apostar por nuevas tecnologías y cambiar la manera de hacer las cosas. Otro obstáculo es que, a veces, tenemos tendencia a ser cortoplacistas y las empresas tienen que mirar resultados a más largo plazo.
“Cada vez tendrá mayores costos no hacer las cosas bien”
Si fuera propietaria de una empresa, ¿por dónde empezaría la transición?
Primero pensaría en la estrategia de mi negocio: ¿qué tipo de cliente tengo? ¿qué necesitan mis clientes? ¿a dónde quiero llegar? ¿qué quiero ser? Y en función de esto pensaría qué pasos tengo que dar dentro de esta nueva economía. Es decir, para algunas empresas quizás lo más importante sea cambiar su modelo de negocio y no pensar tanto en vender como en ofrecer servicios complementarios: reparación, alquiler, sustitución… Otras tendrán que enfocarse más en los residuos, otras en sus procesos productivos… Pero siempre pensando en qué tipo de empresa quieres ser y qué valor le vas a proponer a tu cliente. Suena un poco general, pero creo que es la manera, no hay recetas. Primero hay que pensar en la estrategia y luego ver cómo puedes incorporar la economía circular a tu negocio.
¿Independientemente del tamaño de la empresa?
Sí, sí. Hay ejemplos muy interesantes y bonitos para empresas pequeñas y para empresas grandes. Lógicamente los proyectos son diferentes, pero creo que por suerte también -tanto a nivel europeo como nacional y autonómico- hay programas de economía circular. Estos programas están ayudando a las empresas a través de la formación o con proyectos a través de los cuales, por ejemplo, se subvenciona parcialmente el prototipado de un nuevo producto. A las empresas se les está ayudando y es necesaria esta ayuda, pero para eso hay que pensar y empezar a probar cosas nuevas. Lógicamente, todo lo que probemos no va a salir adelante, pero es la manera de ir testeando y ver qué se puede hacer. Este cambio va a llegar y es mejor empezar a pensar ya.
Pensar en la inversión también ¿no?
Esto siempre es «costos y beneficios». La financiación es necesaria porque probablemente tendremos que hacer las cosas de otra manera y tendremos que invertir en los procesos y en los productos, pero también hay que pensar que hay vías de financiación. Por ejemplo, la banca está desarrollando bonos verdes con una financiación mucho más amable, más asequible. Europa está financiando porque quiere que la transición se haga lo más rápido posible, hay que explorar en cada zona los mecanismos de financiación. Y luego hay que tener en cuenta que no hacer las cosas bien cada vez va a tener mayores costos. Es decir, ya se está pagando por la gestión de los residuos, por ejemplo. Entonces, en la medida en que esos residuos se reduzcan o se les pueda sacar valor será un menor costo o un ingreso para la empresa.
¿Qué es necesario para que este cambio de modelo económico se consolide?
Cada empresa tiene que pensar qué pasos va a dar. Y luego, a nivel general, no echar para atrás, hay muchas líneas que ya se han puesto en marcha. Es importante dar mucha información de lo que se quiere hacer y de las cosas que van saliendo bien. El consumidor es un actor muy importante y cada vez se le dará más protagonismo. Lo que se pretende es que el consumidor actúe y tenga información para tomar decisiones: por qué elijo este u otro producto, qué hay detrás, cómo se ha producido, cuáles son las condiciones de las personas que lo han producido… Es muy importante también el apoyo institucional. Todos los actores: consumidores, administración pública, empresas, universidad y centros de investigación tenemos que trabajar juntos. Creo que la clave en este modelo es la colaboración frente a la competencia. Si somos capaces de colaborar siendo competitivos cada uno en su parcela, creo que lo vamos a conseguir.