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“Las empresas tienen que aprender a cuidar el capital humano”

Por junio 13, 2016BLOG

José Carlos Díez dice de sí mismo que es un “economista observador”. Ha compaginado su faceta profesional con la académica que le confiere una forma muy pedagógica de acercarnos el complejo mundo de la economía. De su observación nos interesan sus argumentos acerca de la gran recesión y sobre todo su visión de futuro. De esto nos habló en su libro Hay vida después de la crisis que publicó en 2013 con enorme éxito de ventas. Ahora nos ayuda a reflexionar de nuevo con su último libro: La economía no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla.

Entrevista realizada por Rocío Celis, Radio El Día

Usted ha llevado a la portada de su libro dos conceptos: economía y felicidad. ¿Qué necesita nuestra economía para ayudarnos a estar más cerca de la felicidad?

La felicidad es algo relativo. Según las encuestas del CIS, el 80% de los españoles declara ser feliz. En el otro 20% hay mucha infelicidad, sobre todo pobreza severa que llevábamos muchas décadas sin ver en España de manera tan generalizada. Prácticamente un 3% de los hogares está en una situación de decadencia severa, dura, según la Encuesta de Condiciones de Vida. En Canarias, prácticamente dos de cada tres canarios están en una situación, no de carencia severa, pero no pueden irse de vacaciones, no pueden tener imprevistos…, viven al límite de la renta. Lo que intento explicar en el libro es por qué estamos aquí -este tipo de crisis son atípicas, pero se producen cada muchas décadas- y cómo se puede salir de una crisis como esta porque siempre hemos salido. Desde hace siglos hay crisis de deuda, esta no es la primera ni será la última. El tema es que esta h a sido muy dura y al estar dentro parece más complicado, pero básicamente hay que atacar la deuda, hay que reestructurar en Europa y en parte en Estados Unidos, y hay que poner a la economía a crecer. Desde el 2013 se han hecho políticas que yo recomendaba en mi primer libro y estamos creciendo y creando empleo. Además hay que crear empleo de buena calidad, con buenos salarios y que a la vez las empresas puedan tener beneficios, si no el juego no funciona. Hay que huir del modelo en el que hemos entrado de “yo te lo hago más barato” y hay que ir a un modelo –que en mi opinión es el ganador en la globalización- de “yo te lo hago mejor y a buen precio”, con buena calidad del servicio, con buena calidad de postventa, buena imagen, innovación…, todo lo que quieras aportarle al producto. Ganando dinero se pueden pagar mejores salarios y crear más empleo.

Hace un tiempo nos reconfortó con la idea de que “hay vida después de la crisis”. Pero ahora que nos cuenta cómo la deuda se dispara alcanzando niveles históricos o cómo seguimos con tasas de desempleo tan graves…, la duda es si de verdad podemos considerar que la crisis ha pasado. ¿Qué opina usted?

No, no ha pasado. Cuando el Banco Central pone los tipos de interés al 0% o incluso negativo, como es el caso de Europa, y cuando te tiene que comprar deuda pública para estabilizar el mercado de deuda… Hemos salido del quirófano y de la unidad de cuidados intensivos que se produjo en el rescate de 2012, pero ahora estamos en planta, medicados y controlados por un respirador automático que es el BCE. Seguimos teniendo una tasa de paro del 20%, una tasa de paro juvenil del 50%, la deuda disparada… Yo creo que no hemos salido de la crisis. Hemos salido de la recesión, estamos creciendo – condición necesaria para salir de la crisis- pero como estamos viendo, insuficiente. Hay que tomar muchas más medidas, a nivel europeo sobre todo. Yo creo que los planes de estímulo de inversión en un país tan endeudado y con un déficit tan alto como España, tienen que venir de Europa. Lo están pidiendo el Fondo Monetario, el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, la OCDE, Obama, los chinos, el G2… El Papa Francisco ha pedido que Europa haga un plan de inversión para reducir la pobreza. Y luego hay que dar una solución a la deuda. En el caso europeo hay países como Grecia o Portugal que tienen una deuda muy alta. En España, -no es el caso de Canarias- hay comunidades autónomas y algunos ayuntamientos que están en una situación crítica que hay que solucionar. En nuestro caso, deudas privadas también. Por ejemplo, muchas familias que se equivocaron, su error fue comprarse una casa que ahora no pueden asumir. Es verdad que se han congelado los desahucios de primera vivienda en el caso del sistema bancario, pero no se ha resuelto la deuda. Por lo tanto, yo creo que hay que seguir atacando ese problema de deuda, sobre todo en familias de rentas bajas que están en riesgo de perder la casa y entrar en pobreza y exclusión financiera. España ha mejorado mucho en los últimos treinta años. Yo viajo mucho a Canarias y me cuentan de los años sesenta o setenta, de una economía agrícola que vivía del tomate, la sal, el plátano…, y ahora tenéis el sector turístico y ha mejorado el nivel de vida aunque haya una tasa de paro alta. Nos queda el salto siguiente que es entrar en el mercado de alta sofisticación, de patentes, la I+D, la innovación. En este momento hay en España unas quince mil empresas con más de cien trabajadores que explican el 99% de nuestras exportaciones; lo que necesitamos es que en vez de quince mil tengamos treinta mil. Es un porcentaje prácticamente del 1% del total de empresas. Si conseguimos pasar al 2%, esas empresas crearán empleo de valor, demandarán servicios anexos para atender la demanda que ellas generan directamente y sobre eso tendremos una base para tener una economía con una tasa de paro más baja que es el objetivo, con un nivel de vida y unos salarios mejores. Sobre todo para sacar del paro estructural a la gente que lleva mucho tiempo en el desempleo, para nuestros jóvenes que están entrando en el mercado de trabajo en unas condiciones lamentables, y que un joven en España tenga un proyecto vital para quedarse en el país y poder vivir dignamente en él. Son dos objetivos que todos buscamos y políticamente y socialmente deberían ser la prioridad. Hasta que no se resuelva esto, yo creo que no habremos salido de la crisis.

¿Qué hemos aprendido de la crisis?

Pues que para pedir deudas a cuarenta años en hipotecas hay que pensárselo bien antes, que comprar viviendas caras es un error y que pensar que comprar un suelo para hacer viviendas y endeudarse altamente, como hicieron muchos promotores, es un negocio de altísimo riesgo. La sensación que vivíamos durante la burbuja es que cualquiera que tuviera un sueldo echaba un poquito de hormigón y como los champiñones salían viviendas y ganabas dinero. Mucha gente se ha arruinado por el camino, buena parte de la banca ha quebrado -hemos tenido que rescatarla con dinero público- y muchas familias se han quedado con una casa que compraron a un precio elevadísimo y ahora vale la mitad o un 30% menos y, sin embargo, la deuda sigue ahí y tienen que seguir pagando la hipoteca. Yo creo que esta es la gran lección de la crisis. Eso de que el precio de la vivienda nunca cae y que el ladrillo siempre es seguro…, bueno, hemos visto que no es tan seguro. Esto no quiere decir que no nos tengamos que comprar viviendas, quiero decir que nos compremos cosas a las que podamos acceder. Por ejemplo, en este momento los tipos de interés del euríbor están al 0% y hay gente que se está endeudando en hipotecas a euríbor más doscientos. Lo que hay que hacer es un pequeño cálculo antes de firmar la hipoteca y ver si el euríbor en algún momento del préstamo –que va a ser a treinta o a treinta y cinco años- sube al 3, al 4 o al 5%, si nosotros vamos a poder pagar la hipoteca. Porque si no vamos a poder pagar la hipoteca es mejor quedarse de alquiler o comprar una casa más barata y no endeudarse tanto con una cuota muy elevada. Este tipo de cálculos deberíamos haberlo aprendido. Y además, deberíamos haber aprendido que no podemos vivir solo del turismo y el ladrillo. Tenemos que invertir en otros sectores y buscar otro tipo de fuente de ingresos porque sabemos que ese tipo de economía nos lleva mucha infelicidad.

Le he leído que el propósito de lo que ha escrito es “humanizar la economía”. ¿Qué significa esto?

Es un poco de autocrítica para mi profesión. Los economistas nos convertimos en físicos, sofistas y matemáticos, y al final, la economía es una ciencia social. He reivindicado a Pico della Mirandola y al espíritu renacentista: volver a poner otra vez al hombre en el centro de las decisiones. Pero no solo en Canarias o en España, yo creo que es un problema global la desigualdad que estamos viviendo (que es el nuevo libro que estoy escribiendo para el año que viene). Necesitamos más política a nivel internacional, mejor gobernanza global, mejores instituciones. La economía de mercado –que yo defiendo- si la dejas sola, sin intervención, lleva a dinámicas como las que estamos viendo. La quiebra de Lehman Brothers no fue culpa de Zapatero o de Rajoy, fue culpa de una sociedad anónima irresponsable que invirtió en inversiones ruinosas y quebró y provocó la peor crisis que naciera en los últimos ochenta años. Yo creo que necesitamos un capitalismo, no compasivo, pero sí más humano donde de verdad el fin sea que la gente viva mejor. No vamos a eliminar la escasez ni la pobreza extrema en el planeta, pero por lo menos luchemos para intentarlo. Yo me considero progresista y eso es lo que he intentado transmitir en el libro, una socialdemocracia bien entendida donde la economía de mercado funciona pero con unas reglas y un estado interviniendo, poniendo un poco de
orden y corrigiendo los excesos que comete en términos de desigualdad, de igual de oportunidades, acceso a la educación…

Usted conoce bien el sector privado ¿cree que las empresas españolas comprenden el alcance de las transformaciones que nos está contando?

Algunas sí, yo creo que la mayoría no. Para los empresarios es muy duro porque el cambio es muy intenso. Ellos estaban acostumbrados a unos patrones y unas señales que les daban el mercado y el sistema de precios, conocían más o menos a sus consumidores, pero de repente la tecnología ha permitido que haya nuevos entrantes. Por ejemplo en el caso canario, una empresa creada en Silicon Valley como Booking se lleva el 15% del precio del hotel y no hace nada en la gestión del hotel. Entonces, ¿qué prefieres tener, Booking o el hotel? ¿Por qué no tenemos un “Booking” canario o español? Booking no, porque ya lo han creado, habrá que innovar. Alguien en Canarias debería estar pensando cuál va a ser el próximo modelo de negocio que sustituya a Booking y debería estar pensando en eso para crearlo. Si nos vamos a quedar solo en gestionar las camas y vamos a competir solo por precio como si fuera commodity, tendremos salarios bajos y los empleados estarán cabreados.

En el entorno laboral se nos dice que tendremos que ir acostumbrándonos a la inestabilidad. ¿Cómo puede la economía aportarnos seguridad en este panorama de transformación permanente? ¿Dónde está el equilibrio?

Los españoles tenemos el país mejor adaptado a ese mundo nuevo porque llevamos haciendo eso desde hace cuarenta años. Eso de que el trabajo era para toda la vida, en España es un mito, nunca hemos tenido el trabajo para toda la vida. Es verdad que el país ha progresado más que el resto de países europeos, hemos creado un estado del bienestar, hemos mejorado el sistema de pensiones, hemos multiplicado por tres el gasto social por habitante… Ha habido muchos avances, pero con crisis muy duras donde la tasa del desempleo subía muy alto y mucha gente salía del mercado de trabajo para volver a entrar. Yo creo que tampoco hay que obsesionarse. ¿Por qué no va a ser un trabajo para toda la vida? A lo mejor sí o a lo mejor no. Lo que uno debería estar intentando es que el trabajo sí fuera para toda la vida, y eso depende del trabajador y también de la empresa. Las empresas que vayan a un mundo de economía del conocimiento tienen que apostar por el capital humano y tienen que aprender a cuidar el capital humano. Yo estudié en Estados Unidos en MIT, en Boston, y en la estación de metro de Kendall Square -que es donde está la Universidad de MIT, una de las mejores escuelas de economía-, te ponen un cronograma de todas las aportaciones científicas de MIT a la historia de las ideas y la ciencia. En 1954, hay una aportación de un profesor de la escuela de negocios que se llama “La ingeniería de los recursos humanos”. Los Estados Unidos en los años cincuenta ya estaban cuidando la economía del capital humano. No es casual que ahora sean el líder mundial en productividad e innovación, que tengan las mejores universidades y las mejores innovaciones, y que Booking se cree allí. Como decía Einstein, “Dios no juega a los dados con la naturaleza”. Creo que nosotros hemos llegado a un nivel académico y universitario muy bueno. España, en términos de publicaciones internacionales, es la décima potencia mundial, o sea, que tampoco nos autoflagelemos. Nos falta dar el último
empujón que es traducir todo ese esfuerzo en conocimiento y en ciencia, en proyectos empresariales que puedan ser rentables en entornos globales y competitivos. Creo que tenemos capacidad para hacerlo, pero evidentemente hay que cambiar cosas y cambiar de mentalidad porque todavía nos falta para llegar ahí.

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